PONTIFICIA, REAL Y VENERABLE COFRADÍA DEL STMO. CRISTO DE LA ESPERANZA, MARÍA STMA. DE LOS DOLORES Y DEL SANTO CELO POR LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS, DE LA CIUDAD DE MURCIA
Erigida canónicamente en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, de Murcia
ORIGEN Y FUNDACIÓN EN MURCIA
El origen de las Congregaciones y Cofradías del Santo Celo por la Salvación de las Almas lo encontramos en una reflexión del M.R.P Fray Andrés Ferrer de Valdecebro (1620-1680), expresada en su libro “Historia de la Vida de Santa Rosa de Santa María”, impresa en 1670. El padre Ferrer se lamenta – “que la Catholica piedad de los hijos de la Iglesia no aya cargado la consideración en fundar alguna cofradía, obra pía, o sufragio, para hacer bien por las almas de los que están en pecado mortal …… “ – el fraile dominico exhorta a los fieles, en dicha historia, con la siguiente afirmación: “fundar una congregación o cofradía a este fin, ha buscar bien por las almas de los que están en pecado mortal, será el servicio más agradable, que se puede hacer a Dios Nuestro Señor”.
En abril de 1724, recogiendo el deseo del Padre Ferrer, el Jesuita Beato Manuel Padial Ruiz, siendo Hermano Mayor de la sevillana Congregación de Cristo Coronado de espinas y María Santísima de la Esperanza, “fixó la planta de Congregación del Santo Zelo de la Salvación de las Almas en Pecado Mortal, en la ciudad de Sevilla, con la protección del Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Don Luis de Salcedo y Arzona, Arzobispo de aquella Metrópoli”. Desde la fundación, los fines de la Congregación recogen como prioridad: “orar por los que están en pecado mortal, socorrer a los pobres, pedir limosnas para enterrar a los pobres y ofrecer sufragios por sus almas”.
Según consta en acta de erección de 29 de abril de 1754, la Congregación del Santo Celo por la Salvación de las Almas se fundó en la Parroquia de San Pedro de Murcia, en torno a una imagen de Cristo que tomó como Titular del Instituto bajo la advocación de la Esperanza, y a instancias del rector de dicho templo el Presbítero DON PATRICIO LÓPEZ, al que por tanto se debe considerar como el fundador. El referido acta de fundación también la firmarón como testigos otros cuatro sacerdotes que responden a los nombres de: Pedro Martínez Zaragoza, Manuel Moreno, Miguel Ramírez y Vicente Carballo.
El 3 de mayo de 1754, abaladas por la firma de cuarenta y cuatro hermanos fundadores entre los que figura Joseph Vallejo y Taybilla (hermano de la esposa de Francisco Salzillo), los congregantes del Stmo. Cristo de la Esperanza y del Santo Celo por la Salvación de las Almas, de Murcia, solicitaron la aprobación de sus Constituciones, las cuales, previo informe favorable del Fiscal General del Obispado de 19 de octubre de 1754, fueron aprobadas, en nombre del Obispo D. Diego de Rojas y Contreras, por el Visitador General del Obispado de Cartagena, D. Pedro Manuel del Moral el día 21 de octubre de 1754. Igualmente, mediante la Bula “Cum ficut accepimus”, dada en Roma el 10 de marzo de 1755, S.S. el Papa Benedicto XIV concedió importantes indulgencias a los congregantes del Xtmo. Cristo de la Esperanza y del Santo Celo por la Salvación de las Almas, de la parroquia del Señor San Pedro de Murcia, con lo que, en poco más de un año el Instituto se encontraba, totalmente, consolidado.
Para alcanzar los objetivos de la Congregación, las Constituciones establecen, junto a una serie de ejercicios piadosos, por una parte la postulación nocturna por las calles de la ciudad para recoger limosnas con que ofrecer misas por la salvación de los pecadores y de las ánimas del Purgatorio, y por otra la organización de procesiones de misión con la imagen del Stmo. Cristo de la Esperanza para instar a la conversión.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, como ocurrió con tantos otros Institutos religiosos, influidos por los cambios en las prácticas religiosas y las corrientes liberalitas, la Congregación de la Esperanza fue decreciendo en actividad y número de hermanos, desapareciendo, tanto la Matriz de Sevilla, como la erigida en la demolida iglesia de San Juan Bautista de Madrid. Sin embargo, la murciana no llega a extinguirse y Javier Fuentes y Ponte, en 1880, nos refiere su existencia en la iglesia de San Pedro dando culto al Crucificado de la Esperanza.
La reconversión en Cofradía de Semana Santa
En 1953, la antigua Congregación solo contaba con nueve congregantes que mantenían como única actividad la celebración periódica de una Eucaristía en sufragio de los hermanos fallecidos y las Ánimas del Purgatorio. Fue precisamente a la salida de una de esas misas cuando a instancias de dos congregantes que habían formado parte de las directivas de otras Cofradías murcianas, se decidió rehabilitar e impulsar la Institución, cambiando fines y estructuras, con objeto de configurarla como Cofradía Pasionaria. El Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Ramón Sanahuja y Marcé, Obispo de Cartagena, dio luz verde al proyecto autorizándoles para formar Procesión pública en la tarde-noche de Domingo de Ramos. Los artífices de esta reconversión, y por tanto, a los que podríamos llamar “Refundadores” fueron el Reverendo DON MARIANO ANDREU y DON ANTONIO ALMELA PUJANTE, primer Hermano Mayor de la Cofradía en el Siglo XX. El 11 de abril de 1954 se celebró por las calles de Murcia un Vía Crucis con la imagen del Stmo. Cristo de la Esperanza. En la Semana Santa de 1955 ya se desfiló con túnicas verdes y dos tronos el del Stmo. Cristo y el de la Santísima Virgen de los Dolores que, entonces arrodillada, cerraba el cortejo adorando la Cruz Vacía. Al año siguiente la Cofradía de la Esperanza agregó dos pasos más a su procesión: el de Jesús Nazareno, también conocido como de la Penitencia, obra de Santiago Baglietto de 1817 y el de San Pedro arrepentido tallado por Francisco Salzillo en 1780.
El cortejo fue enriqueciéndose con nuevos tronos. En 1977, a instancia de los hermanos González Hernández, se incluyo la imagen de San Juan Evangelista y en 1983 se incorporó el grupo del Arrepentimiento y Perdón de María Magdalena. Por extraño que pudiera parecer, a pesar de la secular tradición pasionaria de Murcia, en 1984 no existía en la ciudad ningún paso que recrease la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y la Cofradía de la Esperanza asumió el proyecto de su realización incluyéndolo en su procesión del Domingo de Ramos.
El siglo XXI
El 25 de octubre de 2006, la Junta de Gobierno, previa consulta a la Autoridad Eclesiástica, aprobó dotar a la naciente hermandad infantil con un paso que representase la acogida de Jesús a los niños. El grupo escultórico se encargó al veterano escultor murciano Francisco Liza, siendo bendecido, con el título “Dejad que los niños se acerquen a Mí”, el 28 de marzo de 2009.
Con todo ello, hoy la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza, María Santísima de los Dolores y del Santo Celo por la Salvación de las Almas, se compone de más de 1.500 hermanos, repartidos en ocho hermandades.